viernes, 25 de febrero de 2011

La conquista de Constantinopla

El saqueo de Constantinopla :

Puede decirse que el declive de Constantinopla, la capital del Imperio romano de Oriente, comenzó en 1190 durante los preparativos de la Tercera Cruzada en los reinos de Occidente. Los bizantinos, creyendo que no había posibilidades de vencer a Saladino (sultán de Egipto y Siria y principal enemigo de los cruzados instalados en Tierra Santa), decidieron mantenerse neutrales. Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en 1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio latino que duró hasta 1261.
Los bizantinos, despojados de su capital imperial, establecieron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y el Despotado de Epiro serían los más influyentes. En tanto, el reino establecido por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261, el Imperio de Nicea, bajo Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.

Fortalecimiento de las defensas :


El ataque de los cruzados reveló un punto débil en las defensas de la ciudad. Las poderosas murallas al oeste de la ciudad repelieron invasores persas, germanos, hunos, ávaros, búlgaros y rusos (22 sitios en total) durante siglos, pero las murallas a lo largo del litoral, sobre todo a lo largo del Cuerno de Oro (un canal que separa Constantinopla de la villa de Pera, al norte) se revelaron frágiles. Después de recuperar la ciudad, los bizantinos reforzaron las murallas del litoral y las defensas en los puntos donde necesitaban estar abiertas para la entrada de los navíos a los puertos. Para asegurarse de que no necesitarían preocuparse por las defensas en el Cuerno de Oro, se construyó una pesada y descomunal cadena de hierro que cruzaba el canal, de forma que ningún navío podría pasar sin la autorización de la guardia bizantina.

jueves, 24 de febrero de 2011

La conquista Islámica de la Península Ibérica

Introducción:


La expansión islámica por la cuenca del Mediterráneo y su posterior implantación hasta en regiones tan alejadas del núcleoprimitivo del Islam como la India o la Península Ibérica han sido un permanente objeto de interrogación para los historiadores. El avance fulminante de los ejércitos árabes bajo la bandera de una nueva religión, arrollando y suplantando a los Imperios bizantino y sasánida en el Cercano Oriente y Egipto plantea efectivamente una serie de problemas que aún no han sido resueltos en su totalidad. En el siglo VII el mapa político del mundo mediterráneo cambia de una forma irreversible, y esta alteración, que permanece hasta nuestros días, se ha visto considerada con frecuencia como una herida brutal que destruyó -de una forma mucho más definitiva que la empleada por las invasiones bárbaras- el viejo mundo heredado del imperio romano.
     La orilla norte del Mediterráneo no permaneció inmune ante el avance musulmán. Pero la penetración de los ejércitos islámicos tomó caracteres muy diversos según se tratase de unas regiones o de otras y su permanencia se extendió en períodos cronológicos muy diversos. La Península Ibérica ha sido, desde luego, la zona de Europa en la cual la presencia de la civilización árabe-islámica se ha dejado sentir durante un mayor tiempo y con más fuerza, si exceptuamos la mucho más moderna y diferente ocupación otomana en los Balcanes. De forma opuesta a lo sucedido en el Norte de Africa, donde por primera vez los ejércitos musulmanes encontraron una fuerte oposición, que detuvo su expansión hacia el oeste, la conquista del reino visigodo hispánico se llevó a cabo con la misma facilidad y rapidez con la que los árabes se hicieron dueños de Siria, Iraq o Egipto. Y de nuevo nos encontramos con las mismas interrogantes, planteadas por estudiosos e investigadores en busca de una explicación al brusco colapso de una civilización y una cultura sustituidas, en lo que parece un abrir y cerrar de ojos, por otra que se siente ajena y lejana.

Los visigodos.

Los visigodos (gótico por 'godos ilustres', más tarde denominados «godos del oeste» —en alemán Westgoten o Wisigoten o Terwingen—, en comparación con los ostrogodos, gótico por 'godos egregios', más tarde denominados «godos del este» — en alemán Greutungen u Ostrogoten u Ostgoten) fueron un pueblo germánico que penetró en el Imperio romano tardío. Los visigodos fueron la rama occidental de los pueblos godos. Después de la caída del Imperio romano occidental, los visigodos tuvieron un papel importante en Europa durante los 250 años que siguieron.
Los godos, aprovechando la pasividad de los emperadores romanos con respecto a Germania, se establecieron allí, hasta que a principios del siglo III se instalaron a orillas del mar Negro, en la zona de Crimea, de donde fueron expulsados por los hunos en 376. Para entonces los godos se habían desgajado en dos grupos: visigodos y ostrogodos.
El pueblo de los godos fue nombrado ya por Tácito, que los llamó gotones. Entonces habitaban el norte de Germania, en tierras que antes poblaron boyos, getas y escitas. Ampliaron sus territorios e incorporaron a otros grupos vecinos (de origen germano y sármata) y dominaron del Theiß (en alemán) o Tisza al Don y del Ponto al Báltico.

martes, 22 de febrero de 2011

Caballeros Medievales

Estábamos en nuestro castillo, preparándonos para una batalla. Álvaro se estab colocando su armadura nueva, que tenía unos pinchos muy grandes en los brazaletes. Daniel se había subido ya sobre su caballo negro con una mancha blanca en la frente que parecía un rayo. Quino habia ido a por las armas: escudos, espadas, lanzas, pólvora para los cañones, etc. Luis estaba practicando y entrenando a los jóvenes guerreros. Eduardo estudiaba la estrategia y Miguel Ángel comenzó a organizar las defensas.
El enemigo estaba a las puertas del castillo. El malvado Carter había atacado una y otra vez nuestro castillo, pero no lo había conseguido conquistar nunca. Pero tuvo la idea malvada de intentar derribar las murallas y atacar dentro con catapultas.
Con nuestras catapultas logramos romper las suyas. A Carter, con muy mala suerte, como siempre tienen los malos, le cayó una piedra en toda la cabezota y le salió un chicón tan grande que parecía una montaña o el cuerno de un unicorno.
Se fue corriendo a casa a ponerse hielo y no volvió a atacar en mucho tiempo.

La historia del Cid Campeador

Soy un caballero de la Edad Media, amigo del Cid Campeador. En realidad se llama Rodrigo de Vivar. Mi amigo se enfadó mucho con el rey, porque el rey no le dejaba luchar contra los moros. El Cid, que era muy bueno, desobedeció al rey. Y se fue a Valencia, para conquistarlo. ¡Lo conquistó todo! Pero no iba él solo, claro. Llevaba un ejército enorme. Lo malo fue que en una batalla, le mataron.
Uno del ejército tuvo una idea: colocó al Cid ya muerto en el caballo. Un soldado le sujetaba. Asustaron mucho a los moros, y se fueron corriendo.

martes, 15 de febrero de 2011

Partes Del Castillo Medieval

Barbacana: Es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo una puerta de acceso. Podían contar con portales propios fortificados de paso obligatorio para acceder a la puerta principal. Como ésta del castillo de Sigüenza (Guadalajara).



Torre del homenaje. Es la torre principal del castillo, residencia de los responsables del mismo, normalmente la más alta y fuerte, y estaba situada en el lugar de más fácil defensa. Era el lugar más protegido y en caso necesario podía conventirse en el último núcleo de resistencia.

Foso: trinchera excavada frente a los muros de una fortificación. Su misión principal era impedir que las máquinas de asalto se aproximarann a los muros. Un ejemplo magnífico lo podemos ver en el castillo de Bellver, Mallorca (1300-1314).


El rastrillo o peine suele ser una pesada reja, rematada abajo en puntas que formaba parte de las fortificaciones de la puerta, junto al puente levadizo y la barbacana.

Almenas, tenían como función proteger a los defensores, algunas tenían orifcios, como troneras (para las armas de fuego) o saeteras (para lanzar armas arrojadizas

Adarve o camino de ronda, donde se parapetaban los defensores.

Historia de la Edad Media


La Edad MediaMedievo o Medioevo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con eldescubrimiento de América, o en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la ventaja de coincidir con lainvención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los Cien Años.


Actualmente los historiadores del periodo prefieren matizar esta ruptura entre Antigüedad y Edad Media de manera que entre los siglos III y VIII se suele hablar de Antigüedad Tardía, que habría sido una gran etapa de transición en todos los ámbitos: en lo económico, para la sustitución del modo de producción esclavista por el modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dio paso a una dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica (cada una en su espacio).

El castillo medieval.

Los castillos son las construcciones más emblemáticas del feudalismo.
El denominado proceso de encastillamiento de la Europa medieval se realiza en tres fases a las que corresponden tres tipos de fortaleza:
  • Los castrum, o formaciones rocosas para refugio del pueblo (siglos VI al VII).
  • Construcciones más reducidas en estos mismos lugares o en motas creadas por movimientos de tierras con gran capacidad defensiva (siglos X al XIII).
  • Reductos de defensa menos altaneros, pequeñas motas señoriales o casas fortificadas (siglos XIV y XV).
La multiplicación de castillos se produce a partir del siglo X y hasta el siglo XV, y muchos de ellos no están relacionados directamente con la defensa. Estos pertenecen al rey, condes, obispos, etc., en los que poseen un guarnición (milites castri). Estas estructuras guerreras no tienen como único fin el asegurar la paz en la región, sirven también al señor para extender su dominio y hacerlo más provechoso.
Las fortalezas juegan un papel muy importante en las guerras medievales. En realidad estas consistían en una sucesión de asedios y unas pocas batallas más solemnes y sangrientas.


jueves, 10 de febrero de 2011

Estandartes de las legiones romanas


Estandartes romanos


Aquila: instituido por Mario el último año del siglo II a.C., el águila fue el símbolo de la legión y era el estandarte más apreciado, la perdida del mismo era considerado una deshonra para la legión y para Roma. Este estaba al cuidado de la primera centuria de la primera cohorte de la legión. Portado por el aquilifer (aquiliferi en plural) era el soldado más valiente de toda la legión. En tiempos de Mario y César, los estandartes eran de plata.

Vexilla: era un pequeño estandarte con el nombre de la legión o de una unidad, y era utilizado por unidades que prestaban servicio lejos de su legión. Las unidades de caballería llevaban un vexilla. Los soldados eran nombrados vexillarius (vexillarii en plural).

 Signum: cada centuria tenía su propio estandarte llamado signum. Había dos variaciones, uno con una punta de lanza en lo alto del estandarte y otro con una mano abierta. Los discos circulares probablemente identificaran la centuria y la cohorte a la cual pertenecían. Los soldados eran los signifer (signiferi en plural).

 Imago: en la época imperial las legiones llevaban un pequeño busto del emperador. Existía uno por legión, y lo más probable es que fuese con el legado y los otros oficiales. El soldado era el imaginifer (imaginiferi en plural).

 Draco: bien avanzado el imperio un nuevo estandarte llamado draco (de origen Dacio) fue adoptado por el ejército. El estandarte consistía en una cabeza de dragón con un cuerpo de tela que se ondeaba con el viento. Algunos estudios indican que el draco haría un inquietante sonido cuando el viento pasase a través de el. El soldado que lo portaba era llamado un draconarius (draconarii en plural). Tanto la infantería como la caballería tenían un draco como uno de sus estandartes.

caballería de las legiones romanas

caballería


La caballería auxiliar romana estaba organizada en tres tipos diferentes de unidades.
  1. Ala quingenaria. Formada por 500 hombres (en realidad eran 512).
  2. Ala milliaria. Aunque el nombre puede llevar a confusión, estaba formada por 768 hombres.
  3. Cohors equitata. Unidad mixta de infantería ligera y caballería (en proporción de 3 a 1). Estas unidades podían ser quingenarias o milliarias.
Una cohorte equitata quingenaria constaba en total de 480 soldados de infantería y 129 de caballería; y una cohorte equitata milliaria de 800 soldados de infantería y 256 de caballería.
Un ala quingenaria estaba dividida en 16 turmas. Cada turma constaba de 30 soldados con un decurión al mando, un lugarteniente y un sesquiplicarius. Además cada turma tenía un portaestandarte (signifer).

jueves, 3 de febrero de 2011

Legiones romanas: máquinas de guerra.

De origen griego, los romanos supieron aprovechar las capacidades de estas poderosas máquinas. Y fue Julio Cesar el primer general en utilizar la artillería masivamente en campo abierto. Con cuerpos de madera, la mayoría de las máquinas se basaban en la utilización de la torsión de grandes madejas de fibras, nervios, tendones, o crines de animales como fuerza impulsora para el lanzamiento de dardos o grandes piedras.


 Ballista: arma principal del ejército romano, lanzaba piedras en una trayectoria relativamente horizontal. El peso de los proyectiles variaba entre el ligero de poco mas de medio kilo, al de 800 g que podría alcanzar alrededor de los 180 metros. También se han encontrado proyectiles con calibres de 6,4 kg a 50 kg, hasta el gigante de 75 kg. Disponían de una por cohorte (10 por legión).



Onager: era una máquina que lanzaba piedras con una honda. Aunque era conocido desde los primeros tiempos no se extendió su uso hasta bien entrado el imperio. La razón puede ser debida a que la ballista era más eficaz a pesar de que fuese más complicada de fabricar y mantener. El onager era un arma de sitio más que un arma para el campo de batalla. Existía otro más grande, el onagri que era el doble de grande. Cuando el brazo lanzase la piedra, esta describiría una parábola parecida a la que realiza un mortero actual. Se estima que su alcance sería de unos 30 m. Disponían de tres por legión.


Scorpio: era un arma que arrojaba flechas. Esta tenía un cuerpo metálico, si bien en un principio fue de madera y más voluminoso. El tamaño de las flechas no llegaba a los 70 cm. Su alcance máximo sería de poco mas de 350 m, pero naturalmente un disparo eficaz tuvo que ser inferior, en todo caso a corta y media distancia el proyectil sería capaz de hacer inutilizable un escudo, o de ser letal para un enemigo sin protección. Se estima que cada centuria disponía de una, lo que hace un número de 59 por legión.
 

Imperio romano



El Imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica caracterizada por una forma de gobierno autocrática. El nacimiento del Imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al Mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron aumentando, llegando a su máxima extensión durante el reinado de Trajano, abarcando desde el Océano Atlántico al oeste hasta las orillas del Mar Caspio, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Su superficie máxima estimada sería de unos 6,5 millones de km².
El término es la traducción de la expresión latina Imperium Romanum, que no significa otra cosa que el dominio de Roma sobre dicho territorio. Polibio fue uno de los primeros cronistas en documentar la expansión de Roma aún como República. Durante casi tres siglos antes de César Augusto, Roma había adquirido numerosos dominios en forma de provincias directamente bajo administración senatorial o bajo gestión consular, y también mediante pactos de adhesión como protectorados de estados aliados. Su principal competidora en aquella época fue la ciudad púnica de Cartago cuya expansión rivalizaba con la de Roma y por ello fue la primera gran víctima de la República. Las Guerras Púnicas obligaron a Roma a salir de sus fronteras naturales, la península Itálica, y poco a poco adquirió nuevos dominios que debía administrar, como Sicilia, Cerdeña, Córcega, Hispania, Iliria, etc.
Los dominios de Roma se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado incapaz de moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. Asimismo, un ejército creciente reveló la importancia que tenía poseer la autoridad sobre las tropas, de cara a obtener réditos políticos. Así fue como surgieron personajes ambiciosos cuyo objetivo principal fue el poder. Este fue el caso de Julio César, quien no sólo amplió los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió la autoridad del Senado romano.
El Imperio romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en los momentos finales de la República romana. Se alzó como mandatario absoluto en Roma, haciéndose nombrar Dictator (dictador). Tal osadía no agradó a los miembros del Senado romano, que conspiraron contra él asesinándole durante los Idus de marzo en las mismas escalinatas del Senado, restableciendo así la república, pero su retorno sería efímero. El precedente no pasó desapercibido para el joven hijo adoptivo de César, Octavio Augusto, quien sería enviado años más tarde a combatir contra la ambiciosa alianza de Marco Antonio y Cleopatra.
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. Augusto aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de Diocleciano, quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de Teodosio I el Grande, quedó definitivamente dividido.
Finalmente en 476 el hérulo Odoacro depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo. El senado envía las insignias a Constantinopla, la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de Imperio bizantino, hasta que en 1453 Constantinopla cayó bajo el poder otomano.
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de Justiniano I, por medio de sus generales Narsés y Belisario, el de Carlomagno así como el del propio Sacro Imperio Romano Germánico, pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
Con el colapso del Imperio de Occidente finaliza oficialmente la Edad Antigua dando inicio la Edad Media

Legiones romanas: campamentos

Campamentos

Si bien en sus fundamentos todos los campamentos se organizaban igual, no era igual en sus comodidades o en sus defensas un campamento de campaña que uno estable. Los campamentos estables eran unas verdaderas ciudades. Estaban protegido por una sólida muralla de madera o piedra, con terraplenes de tierra y un foso perimetral, flanqueada por torres y atravesada por cuatro puertas. En el centro se encuentra los principia: el cuartel general, las oficinas, los depósitos, las armas y el templo. Los oficiales viven en verdaderas casas, y los soldados, en habitaciones colectivas. Disponen de salas de ejercicios, almacenes, un hospital y termas.


Montar el campamento

Montar un campamento en territorio hostil no resultaría nada fácil. Cada atardecer, las dos legiones que iban en cabeza tendrían que desplegarse en línea de combate para cubrir al resto de los legionarios, que montarían el campamento con las armas al alcance de la mano. Tras cortar los árboles y desbrozar el terreno, cavaban un foso de tres metros y medio de anchura, dos y medio de profundidad, y casi un kilómetro de longitud, amontonando la tierra tras el para formar un terraplén. Cada soldado llevaba dos estacas puntiagudas que se clavaban en lo alto del terraplen para formar una empalizada.
Cada centuria se encargaba de cavar una sección del foso. A cada soldado se le asignaba una tarea, que cumplía sin rechistar. Probablemente las fortificaciones quedarían realizadas en dos horas.
Una vez terminado, el resto del ejército retrocedía, unidad a unidad. Se ponían centinelas en el terraplén y en los puntos más importantes del campamento. Una cohorte (unos 500 hombres) se encargaban de la vigilancia fuera del campamento. Los legionarios empezarían entonces a levantar las tiendas. Primero la tienda del general, y todo el campamento se orientaba con respecto a él. Cada centuria disponía de una extensión aproximada de 36 por 10 metros. Las posiciones de las centurias eran siempre las mismas, de modo que los soldados sabían exactamente donde instalar sus tiendas.

Cada unidad tenía sus campos, en los que sembraba trigo y criaban caballos, mulos o bueyes para el transporte, o animales para la provisión de carne. En los campamentos había un taller donde se hacían tejas y ladrillos, y se fabricaban y reparaban armas.

La República

La República romana fue un periodo de la historia de Roma caracterizado por el régimen republicano como forma de gobierno, que se extiende desde el 509 a. C., cuando se puso fin a la monarquía con la expulsión del último rey, Lucio Tarquino el Soberbio, hasta el 27 a. C., fecha en que tuvo su inicio el Imperio. La República Romana consolidó su poder en el centro de Italia durante el siglo V a. C. y en los siglos IV y III a. C. se impuso como potencia dominante de la península Itálica sometiendo a los demás pueblos de la región y enfrentándose a las polis griegas del sur. En la segunda mitad del siglo III a. C. proyectó su poder fuera de Italia, lo que la llevó a una serie de enfrentamientos con las otras grandes potencias del Mediterráneo, en los que derrotó a Cartago y Macedonia, anexionándose sus territorios.
En los años siguientes, siendo ya la mayor potencia del Mediterráneo, expandió su poder sobre las polis griegas; el reino de Pérgamo fue incorporado a la República y en el siglo I a. C. conquistó las costas de Oriente Próximo, entonces en poder del Imperio seléucida y piratas. Durante el periodo que abarca el final del siglo II a. C. y el siglo I a. C., Roma experimentó grandes cambios políticos, provocados por una crisis consecuencia de un sistema acostumbrado a dirigir sólo a los romanos y no adecuado para controlar un gran imperio. En este tiempo se intensificó la competencia por las magistraturas entre la aristocracia romana, creando irreconciliables fracturas políticas que sacudirían a la República con tres grandes guerras civiles; estas guerras terminarían destruyendo la República, y desembocando en una nueva etapa de la historia de Roma: el Imperio romano.

martes, 1 de febrero de 2011

Uniformes de las legiones romanas

armaduras

Existían tres tipos de armaduras corporales: de malla (lorica hamata, formada por anillas enlazadas), de escamas (lorica squamata), y de placas (lorica segmentaria).
En las armaduras de escamas, estas se solapaban de tal manera que la armadura tenía en todos sus puntos un grosor de dos escamas. En las dos primeras la armadura era cosida a una camisa de tela que era la que le daba forma. En la de placas, estas mantenían su posición gracias a unas correas de cuero.


capa

Hasta el reinado de Claudio (41-54 d.C.), los legionarios llevaron la cota de malla, que entonces se sustituyó por la armadura de placas. Un siglo más tarde se implantó la armadura más flexible a base de escamasConfeccionada en una sola pieza de paño, existían varios tipos de capas militares, la más común era la sagum que se sujetaba a los hombros con unos broches. Otra usual era una que se ponía sobre los hombros y se abotonaba por delante, cubriendo brazos y muslos; por debajo de la cintura se dejaba abierta para facilitar el movimiento de las piernas. Algunas capas tenían capucha. Y también estaba la paenula, un poncho o capa con un agujero central para la cabeza.



Escipion el africano

Al llegar a Hispania, los romanos controlaban tan sólo la costa nororiental, territorio que coincide actualmente más o menos con la zona de Cataluña. Además, el ejército estaba desmoralizado por las derrotas y en clara inferioridad numérica frente al ejército de Asdrúbal y sus aliados íberos.

Aunque tenía órdenes de permanecer a la defensiva, las desobedece y prepara la invasión de la Iberia cartaginesa. Ordena que la flota romana cargue con el equipo y las provisiones, mientras sus soldados avanzan rápidamente por la costa. Se dice que recorrió con todo el ejército, en una semana, el territorio comprendido entre sus bases en la actual Cataluña y la capital cartaginesa en Hispania, Carthago Nova, la actual Cartagena.

El ejército cartaginés, que desconocía la marcha de Escipión hacia su capital, fue incapaz de llegar a tiempo para levantar el sitio. Carthago Nova cae en el 209 a. C. tras un brevísimo asedio. Escipión, dando muestras de una magnanimidad y moderación impropia de su época, prohíbe el saqueo de la ciudad y respeta la vida de sus ciudadanos.

Muchos historiadores consideran la caída de Carthago Nova como el punto de inflexión de la Segunda Guerra Púnica. No en vano, Cartago no sólo había perdido su capital en Hispania, su principal base naval, sino gran cantidad de víveres y armas almacenadas e incluso a los prisioneros y rehenes con los que se aseguraban la lealtad de los pueblos sometidos.

Escipión regresó a Tarraco sin ser molestado, donde permaneció durante el resto del año, ya que sus fuerzas no eran lo suficientemente numerosas para enfrentar al enemigo en el campo de batalla, y estaba ansioso por fortalecer alianzas con los jefes hispanos.

En esto tuvo más éxito de lo que se podía haber anticipado. La captura de Carthago Nova, así como su popularidad personal, llevó a que muchas de las tribus hispanas desertaran de la causa cartaginesa, y cuando él retomó las acciones en el año siguiente, 209 a. C., Indíbil y Mandonio, dos de los más poderosos y hasta ahora más fieles partidarios de Cartago, abandonarón el campamento de Asdrúbal y esperaron la llegada de Escipión.

Reforzado con sus nuevos aliados, el ejército romano avanza con rapidez por el sur. En el año 208 a. C. se enfrentan en Hispania Asdrúbal y Escipión en la batalla de Baecula, que termina con la victoria de los romanos. Sin embargo, el cartaginés logra escapar con parte de sus tropas y marcha por la Meseta hacia Italia para encontrarse con su hermano Aníbal.

Al año siguiente, el propretor Marco Silano derrotó a Magón en Celtiberia, con lo cual este último marchó al sur del país y se unió a Asdrúbal, el hijo de Giscón, en la Bética.

Escipión aprovecha para realizar la conquista del valle del Guadalquivir, llamado Betis por los romanos. En el 206 a. C. se produce la última gran batalla en suelo hispano, enfrentándose cartagineses y romanos en la batalla de Ilipa. Escipión volvió a triunfar, y el ejército cartaginés quedó definitivamente destruido. Las últimas bases de Cartago en Hispania caen rápidamente. La última ciudad púnica en Hispania, Gadir (la actual Cádiz), se rinde ese mismo año. Durante la campaña, Escipión asienta a sus heridos y veteranos en una ciudad turdetana que llamó Itálica, bajo y junto al actual Santiponce, unos kilómetros al norte de Hispalis, la moderna Sevilla.

Tras estas hazañas Publio Cornelio Escipión vuelve a Italia.

Legiones romanas



Durante la época imperial los requisitos para convertirse en legionario eran: ser delgado pero musculoso, y tener buena vista y oído. También era preciso saber leer y escribir y, sobre todo, ser ciudadano romano. Esto no quería decir que fuera ciudadano de Roma, sino que tuviese la ciudadanía romana.


La ciudadanía se conseguía después de servir en el ejército durante 25 años en puestos auxiliares, lo que le otorgaba derechos y privilegios especiales a él y toda su familia.
Los aspirantes a soldados tras acudir a la oficina de reclutamiento que se encontraba en la capital de provincia, eran sometidos a una entrevista y un reconocimiento médico. Una vez admitidos, prestaban juramento de obedecer a sus superiores y no desertar. Sus documentos junto con un certificado del gobernador y las dietas de viaje (tres monedas de oro por cabeza), se entregaban a un oficial que les acompañaba en el largo viaje hasta el destacamento asignado.

Anibal

Aníbal Barca (en fenicio Hanni-baal, que significa «quien goza del favor de Baal» y Barqa, «rayo»), conocido generalmente como Aníbal o Hanibal,[cita reqerida] nacido en 247 a. C. en Cartago (al norte de Túnez) y fallecido en 183 a. C. en Bitinia (cerca de Bursa, en Turquía), fue un general y estadista cartaginés considerado por muchos como uno de los más grandes estrategas militares de la historia.

Su vida transcurrió en el conflictivo período en el que Roma estableció su supremacía en la cuenca mediterránea, en detrimento de otras potencias como la propia República cartaginesa, Macedonia, Siracusa y el Imperio seléucida. Fue uno de los generales más activos de la Segunda Guerra Púnica, en la que llevó a cabo una de las hazañas militares más audaces de la Antigüedad: Aníbal y su ejército, en el que se incluían elefantes de guerra, partieron de Hispania y atravesaron los Pirineos y los Alpes con el objetivo de conquistar el norte de Italia. Allí derrotó a los romanos en grandes batallas campales como la del lago Trasimeno o la de Cannas, que aún se estudia en academias militares en la actualidad. A pesar de su brillante movimiento, Aníbal no llegó a capturar Roma. Existen diversas opiniones entre los historiadores, que van desde carencias materiales de Aníbal en máquinas de asedio a consideraciones políticas que defienden que la intención de Aníbal no era tomar Roma, sino obligarla a rendirse. No obstante, Aníbal logró mantener un ejército en Italia durante más de una década, recibiendo escasos refuerzos. Tras la invasión de África por parte de Publio Cornelio Escipión el Africano, el Senado púnico le llamó de vuelta a Cartago, donde fue finalmente derrotado por Escipión en la batalla de Zama.

El historiador militar Theodore Ayrault Dodge le llamó «padre de la estrategia». Fue admirado incluso por sus enemigos —Cornelio Nepote le bautizó como «el más grande de los generales» —, de hecho, su mayor enemigo, Roma, adaptó ciertos elementos de sus tácticas militares a su propio acervo estratégico. Su legado militar le confirió una sólida reputación en el mundo moderno y ha sido considerado como un gran estratega por grandes militares como Napoleón I o Arthur Wellesley, el duque de Wellington. Su vida ha sido objeto de muchas películas y documentales. Bernard Werber le rinde homenaje a través del personaje del «Libertador», y de un artículo en L’Encyclopédie du savoir relatif et absolu mencionada en su obra Le Souffle des dieux.

Julio César

Cayo Julio César (Latín: Gaius Iulius Caesar Roma, Italia, 13 de julio de 100 a. C. – Ibídem, 15 de marzo de 44 a. C.) fue un líder militar y político de la era tardorrepublicana.

Nacido en el seno de la gens Iulia, en una familia patricia de escasa fortuna, estuvo emparentado con algunos de los hombres más influyentes de su época, como su tío Cayo Mario, quien influiría de manera determinante en su carrera política. En 84 a. C., a los 16 años, el popular Cinna lo nombró flamen dialis, cargo religioso del que fue relevado por Sila, con el cual tuvo conflictos a causa de su matrimonio con la hija de Cinna.

Tras escapar de morir a manos de los sicarios del dictador, fue perdonado gracias a la intercesión de los parientes de su madre. Trasladado a Asia, combatió en la Tercera Guerra Mitridática como legatus de Marco Minucio Termo. Volvió a Roma a la muerte de Sila en 78 a. C., ejerciendo por un tiempo la abogacía. En 73 a. C. sucedió a su tío Cayo Aurelio Cota como pontífice, y pronto entró en relación con los cónsules Pompeyo y Craso, cuya amicitia le permitiría lanzar su propia carrera política. En 70 a. C. César sirvió como cuestor en la provincia de Hispania y como edil curul en Roma. Durante el desempeño de esa magistratura ofreció unos espectáculos que fueron recordados durante mucho tiempo por el pueblo.
En 63 a. C. fue elegido praetor urbanus al obtener más votos que el resto de candidatos a la pretura. Ese mismo año murió Quinto Cecilio Metelo Pío, Pontifex Maximus designado durante la dictadura de Sila, y, en las elecciones celebradas con objeto de sustituirle, venció César. Al término de su pretura sirvió como propretor en Hispania, donde lideró una breve campaña contra los lusitanos. En 59 a. C. fue elegido cónsul gracias al apoyo de sus dos aliados políticos, Pompeyo y Craso, los hombres con los que César formó el llamado Primer Triunvirato. Su colega durante el consulado, Bíbulo, se retiró a fin de entorpecer la labor de César que, sin embargo, logró sacar adelante una serie de medidas legales, entre las que destaca una ley agraria que regulaba el reparto de tierras entre los soldados veteranos.