martes, 1 de febrero de 2011

Escipion el africano

Al llegar a Hispania, los romanos controlaban tan sólo la costa nororiental, territorio que coincide actualmente más o menos con la zona de Cataluña. Además, el ejército estaba desmoralizado por las derrotas y en clara inferioridad numérica frente al ejército de Asdrúbal y sus aliados íberos.

Aunque tenía órdenes de permanecer a la defensiva, las desobedece y prepara la invasión de la Iberia cartaginesa. Ordena que la flota romana cargue con el equipo y las provisiones, mientras sus soldados avanzan rápidamente por la costa. Se dice que recorrió con todo el ejército, en una semana, el territorio comprendido entre sus bases en la actual Cataluña y la capital cartaginesa en Hispania, Carthago Nova, la actual Cartagena.

El ejército cartaginés, que desconocía la marcha de Escipión hacia su capital, fue incapaz de llegar a tiempo para levantar el sitio. Carthago Nova cae en el 209 a. C. tras un brevísimo asedio. Escipión, dando muestras de una magnanimidad y moderación impropia de su época, prohíbe el saqueo de la ciudad y respeta la vida de sus ciudadanos.

Muchos historiadores consideran la caída de Carthago Nova como el punto de inflexión de la Segunda Guerra Púnica. No en vano, Cartago no sólo había perdido su capital en Hispania, su principal base naval, sino gran cantidad de víveres y armas almacenadas e incluso a los prisioneros y rehenes con los que se aseguraban la lealtad de los pueblos sometidos.

Escipión regresó a Tarraco sin ser molestado, donde permaneció durante el resto del año, ya que sus fuerzas no eran lo suficientemente numerosas para enfrentar al enemigo en el campo de batalla, y estaba ansioso por fortalecer alianzas con los jefes hispanos.

En esto tuvo más éxito de lo que se podía haber anticipado. La captura de Carthago Nova, así como su popularidad personal, llevó a que muchas de las tribus hispanas desertaran de la causa cartaginesa, y cuando él retomó las acciones en el año siguiente, 209 a. C., Indíbil y Mandonio, dos de los más poderosos y hasta ahora más fieles partidarios de Cartago, abandonarón el campamento de Asdrúbal y esperaron la llegada de Escipión.

Reforzado con sus nuevos aliados, el ejército romano avanza con rapidez por el sur. En el año 208 a. C. se enfrentan en Hispania Asdrúbal y Escipión en la batalla de Baecula, que termina con la victoria de los romanos. Sin embargo, el cartaginés logra escapar con parte de sus tropas y marcha por la Meseta hacia Italia para encontrarse con su hermano Aníbal.

Al año siguiente, el propretor Marco Silano derrotó a Magón en Celtiberia, con lo cual este último marchó al sur del país y se unió a Asdrúbal, el hijo de Giscón, en la Bética.

Escipión aprovecha para realizar la conquista del valle del Guadalquivir, llamado Betis por los romanos. En el 206 a. C. se produce la última gran batalla en suelo hispano, enfrentándose cartagineses y romanos en la batalla de Ilipa. Escipión volvió a triunfar, y el ejército cartaginés quedó definitivamente destruido. Las últimas bases de Cartago en Hispania caen rápidamente. La última ciudad púnica en Hispania, Gadir (la actual Cádiz), se rinde ese mismo año. Durante la campaña, Escipión asienta a sus heridos y veteranos en una ciudad turdetana que llamó Itálica, bajo y junto al actual Santiponce, unos kilómetros al norte de Hispalis, la moderna Sevilla.

Tras estas hazañas Publio Cornelio Escipión vuelve a Italia.

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