viernes, 25 de febrero de 2011

La conquista de Constantinopla

El saqueo de Constantinopla :

Puede decirse que el declive de Constantinopla, la capital del Imperio romano de Oriente, comenzó en 1190 durante los preparativos de la Tercera Cruzada en los reinos de Occidente. Los bizantinos, creyendo que no había posibilidades de vencer a Saladino (sultán de Egipto y Siria y principal enemigo de los cruzados instalados en Tierra Santa), decidieron mantenerse neutrales. Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en 1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio latino que duró hasta 1261.
Los bizantinos, despojados de su capital imperial, establecieron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y el Despotado de Epiro serían los más influyentes. En tanto, el reino establecido por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261, el Imperio de Nicea, bajo Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.

Fortalecimiento de las defensas :


El ataque de los cruzados reveló un punto débil en las defensas de la ciudad. Las poderosas murallas al oeste de la ciudad repelieron invasores persas, germanos, hunos, ávaros, búlgaros y rusos (22 sitios en total) durante siglos, pero las murallas a lo largo del litoral, sobre todo a lo largo del Cuerno de Oro (un canal que separa Constantinopla de la villa de Pera, al norte) se revelaron frágiles. Después de recuperar la ciudad, los bizantinos reforzaron las murallas del litoral y las defensas en los puntos donde necesitaban estar abiertas para la entrada de los navíos a los puertos. Para asegurarse de que no necesitarían preocuparse por las defensas en el Cuerno de Oro, se construyó una pesada y descomunal cadena de hierro que cruzaba el canal, de forma que ningún navío podría pasar sin la autorización de la guardia bizantina.

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